domingo, 28 de agosto de 2011

El palomar


La azotea ejercía una atracción irresistible para mí. Los domingos, en lugar de acudir al parque a alimentar a los patos, subía a la encalada azotea para alimentar palomas. Solíamos dejar, Merceditas y yo, migajas de pan del día anterior en el amplio espacio, y esperábamos pacientemente, tomando el sol como dos viejecitas, la llegada de nuestros hambrientos invitados.

Pero nunca entré en la torre.

La torre me producía pesadillas. Soñaba que quedaba encerrada entre los confines de sus cuatro paredes y que toda la furia de aquella atalaya de maldad se cernía sobre mí con tan solo mirarla. Los inquilinos eran una familia numerosa con un padre de hombros tan anchos como orondo su estómago, y un mostacho oscuro que casi se confundía con el espesor de sus cejas. En el barrio le llamaban Panchito, y en la azotea, sabíamos que era el Ogro del Palomar, como solíamos llamar a la torre cuando alimentábamos a las palomas. A veces, sentíamos ojos invisibles otearnos desde las ventanas entrecerradas, tras los perlados visillos movidos por la brisa de la mañana. Merceditas y yo nos estremecíamos. Ella se santiguaba. A mí no me estaba permitido.

Nunca entré en la torre. Tampoco lo hizo Merceditas.

Pero allí vivía la maldad.

18 comentarios:

Gen dijo...

¿Y que fue del ogro Panchito? A estas horas de la noche me está entrando hasta miedo...
Bss!

Candela dijo...

Nunca más lo vi. Si lo viera, no le reconoceria. Quiza murió ya, imagino. Se mudaría junto con el resto de vecinos, con el tiempo.

chema dijo...

qué cosas, a saber qué le llevó a ese hombre a instalarse allí...
al llevar la etiqueta de 'relatos', creía que era ficticio. aunque los relatos siempre se pueden basar en experiancias reales, claro.

marisa desaztre dijo...

Me alegro de leerte de nuevo, niña. La verdad es que da repelús el tal Panchito y a lo mejor el hombre era un pedazo de pan, quién sabe. Este relato me parece un buen principio para un idem de misterio. Bezozzzzzz.

Oltra Bitácora dijo...

Por fin de vuelta!!!Me han faltado tus historias.
A mi tb me daría miedito un sitio asi, es una forma de darle misterio a algo q ya era tradición

Candela dijo...

Gracias a tod@s. Decian del panchito que se comía a las niñas buenas...

María José dijo...

A mi me parece más un cuento que una de tus vivencias, pero quién sabe lo que puede dar de si la imaginación de una niña

besos guapa

Möbius el Crononauta dijo...

Desde luego es una buena torre. Yo quiero entrar.

Darthpitufina dijo...

Uuuuh, qué miedo!!!
El tal Panchito debía ser aterrador.

Un besote, cielo!

en las nubes dijo...

Qué bueno... sigue sigue!!

Qué bien tenerte de vuelta!

Virlanda dijo...

pues si se comía a las niñas buenas el mensaje era muy claro...SER MALAS...
¿y eso de que te estaba prohibido santiguarte? yo no lo he hecho en mi vida, creo que si lo intentara no sabría hacerlo porque nadieme enseñó nunca pero tampoco me lo prohibieron...

Candela. dijo...

Virginia, yo he crecido siendo protestante. No nos santiguamos.

Riesgho dijo...

Jolín, y subiais solas, sabiendo que el panchito se comia niñas... que valientes que erais!!!!!! XD

Virlanda dijo...

uuummm, no sabía que eras protestante, se que los protestantes no se santiguan...me resulta extraño, protestantes en Cádiz...¿y lo sigues siendo?

Candela dijo...

Ahora soy oprotestona. No comulgo religion alguna, no creo en la iglesia, pero si he de elegir, me quedo con la protestante, que la catolica se esta demostrando que es solo una corruptela interminable y con mas mitos que verdades.

Virlanda dijo...

jajjaja, a mi me enseñaron a creer en la naturaleza, en la ciencia y en la humanidad, crecí bajo los preceptos de: igualdad,fraternidad, y solidaridad... y aunque en mi primera etapa en Sevilla busqué a Dios en cada iglesia nunca lo he encontrado, ni desntro ni fuera de los sagrados edificios... y fíjate nime da miedo la muerte ni elmas allá ni na, que es lo quemas sorprende a la gente...

Candela dijo...

Yo no creo en la "igualdad". Se que soy mucho mejor que otras personas y que a la vez soy peor que otras. Entre una choni o un delincuente y yo la unica igualdad que puede haber es que tengamos dos piernas, a veces dos brazos, dos ojos, una nariz...
Los valores morales sí los aprendí en el colegio y en casa. La naturaleza no me gusta, solo el mar.
Ningun edificio es sagrado. La arquitectura sí, XDD

Virlanda dijo...

jajajaja...veo que poco tenemos en común...